Degustar una botella de Escudo Rojo nos ofrece la posibilidad de encontrar la expresión llena de fineza y elegancia de las variedades francesas y autóctonas arraigadas en los mejores terruños chilenos.
Cabernet Sauvignon, Carmenère, Syrah, Cabernet Franc y Petit Verdot se combinan en un ensamblaje que surge como una evidencia en su justa medida. El arte del ensamblaje, signo distintivo de Baron Philippe de Rothschild, es apreciable en este magnífico vino. Esta combinación de diferentes variedades le confiere un carácter único y le permite distinguirse de la amplia oferta de vinos chilenos monovarietales.